Aula republicana

AULA REPUBLICANA

 

En el terreno educativo, la II República es escenario de confluencia de tres tradiciones, que se han ido gestando en el primer tercio del siglo XX: la de la Ilustración, la de la Institución Libre de Enseñanza y la del PSOE, que impulsan medidas reformadoras fundamentales: nuevo plan de enseñanza de las Escuelas Normales, nueva regulación normativa de la inspección escolar, política de construcciones escolares, ley de congregaciones religiosas en el plano legislativo; revalorización de la figura del maestro, fundación de las Misiones Pedagógicas que llegan a los rincones más atrasados de la España profunda, consolidación del prestigio de la Junta de Ampliación de Estudios o el Museo Pedagógico en el sector universitario, entre otras. La República prioriza la atención tanto al sistema educativo formal como las actuaciones de enseñanza fuera del sistema en sí, afianzada en el concepto de que la evolución y el desarrollo de España pasa por erradicar el analfabetismo, la gran masa de ignorancia y difundir la escuela. Es un panorama ilusionante en el que se comprometen figuras destacadas como Luzuriaga, Fernando de los Ríos o Rodolfo Llopis entre otros.

En la escuela primaria se advierte un giro en la metodología y en la finalidad. Una escuela laica, para todos, basada en los principios de la actividad del niño y la guía del maestro, en el razonamiento, en la tolerancia y el respeto. Aparecen métodos intuitivos, de aprendizaje personal, que se manifiesta en los libros de lecciones de cosas. Una escuela que se asienta en la coeducación, y que prima la formación en valores de ciudadanía.

Durante unos pocos años se asiste en el aula a la retirada de los crucifijos que habían estado siempre presentes, así como a la representación de la simbología republicana en la pared frontal -bien una litografía alegórica de la república o bien el cuadro del Presidente de la República. Desaparece la tarima y se favorecen actitudes de proximidad hacia el niño. Poco a poco, cuando los recursos lo hacen posible, se va dotando a las escuelas de colecciones de libros, de láminas de Ciencias Naturales, de pupitres antropométricos, de mapas y globos de geografía. Sin embargo, el esfuerzo realizado se trunca bruscamente con la guerra civil de 1936. La escuela es una de las mayores damnificadas, con la purga de sus maestros y la vuelta a métodos tradicionales en años sucesivos.